«Mujer crea hermosa casa pequeña»: Reuniendo materiales y diseñando su propio hogar de ensueño.

Carol convirtió su sueño en realidad al construir su propia casita llamada «El Nido del Dragón». Es un acogedor hogar de 320 pies cuadrados ubicado en un tranquilo bosque en la Isla de Vancouver. Esta casa es el resultado de la determinación y habilidad de Carol.

En 2019, enfrentada al desafío de construirla sola, Carol lo asumió. Se aseguró de llevar un registro de cada clavo, tornillo y gota de pegamento utilizado en el proceso. Esta profunda comprensión le permite mantener y reparar su hogar con confianza.

El Nido del Dragón refleja el espíritu artístico de Carol y su amor por el estilo de carro gitano vardo de la década de 1800. Está adornado con antigüedades y colores vibrantes, creando un espacio que resuena con ella.

A diferencia de sus hogares anteriores más grandes, El Nido del Dragón es una versión reducida, impulsada por el deseo de simplicidad. Carol comenzó a trabajar en él en 2016, recolectando artículos recuperados y hallazgos de ventas de garaje para dar vida a su visión.

La construcción de El Nido del Dragón fue una lección de ingenio y paciencia. Carol comenzó con un remolcador comercial de maquinaria de movimiento de tierra como base en 2018. Debido a eventos imprevistos, terminó construyéndolo sola, excepto por instalar un par de ventanas. Su compromiso la llevó a pagar por nuevos materiales como plomería, cableado eléctrico y electrodomésticos de propano de su bolsillo. Sorprendentemente, mantuvo sus gastos por debajo de los $20,000.

La naturaleza meticulosa de Carol se extiende a su registro. Mantuvo un historial detallado de El Nido del Dragón, documentando cada gasto en un libro. Esto no solo le ayudó a rastrear los gastos, sino que también mostró su compromiso con el proyecto.

Las habilidades de construcción de Carol, desarrolladas a través del voluntariado en Habitat for Humanity y la orientación de su cuñado, Gary, fueron cruciales para dar vida a su casita.

Viviendo fuera de la red, Carol se ha adaptado a un estilo de vida desafiante pero gratificante. Transporta y trata su agua, depende de paneles solares para la electricidad y calienta su hogar con un calentador de propano sin ventilación. El manejo de residuos incluye un inodoro de compostaje y un estanque de aguas grises.

A pesar de los desafíos, Carol encuentra paz en su casita, rodeada de mini caballos de tiro, cabras Toggenburg, pollos, pavos de raza patrimonial y abejas.

Encontrar un lugar legal para estacionar fue un desafío significativo debido a problemas de zonificación. Sin embargo, encontró a un propietario dispuesto a dejarla vivir en su tierra en una zona de vacío legal. Esta disposición, aunque no del todo legal, le proporciona una solución temporal.

A casi los 70 años y viviendo con lupus, la elección de Carol de vivir en El Nido del Dragón no se trata solo de asequibilidad; es una elección de estilo de vida que se alinea con sus valores y necesidades.

Su participación comunitaria continúa a través del voluntariado en el banco de alimentos local y Habitat for Humanity. También comparte su conocimiento y experiencias de vida en una casita a través de su página de Facebook, «El Nido del Dragón».

La construcción de El Nido del Dragón fue un trabajo de amor, lleno de desafíos, trabajo duro y momentos de duda. Sin embargo, a través de la perseverancia, Carol creó un espacio que es exclusivamente suyo, un paraíso en miniatura al que ama regresar.

 

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