Russell Crowe siempre ha estado interesado en hacer sus propias acrobacias, pero durante el rodaje de Robin Hood en 2010, tuvo un percance que resultó ser un problema mayor más tarde.
Saltó desde la entrada de un castillo hacia el suelo duro e irregular sin una preparación adecuada. Debería haber habido un cojín, pero tenían prisa por terminar el rodaje antes de que oscureciera.
Crowe no se dio cuenta del peligro hasta que ya estaba en el aire. Con mucha gente alrededor y el set en llamas, no pudo echarse atrás. Cuando aterrizó, sintió un fuerte dolor que le recorrió el cuerpo. Aguantó el resto del rodaje, pero el último mes fue duro.
Nunca le contó a nadie sobre su lesión y siguió trabajando sin tomarse un descanso. Una década después, comenzó a sentir extraños dolores en las piernas. Los médicos encontraron fracturas antiguas en ambos huesos de la espinilla debido al incidente de Robin Hood.
Crowe se sorprendió al descubrir que había terminado la película con las piernas rotas sin darse cuenta. No llevaba yesos ni tomaba analgésicos, simplemente siguió adelante.
Mirando hacia atrás, se dio cuenta de que se tomó un año libre después de Robin Hood antes de hacer un entrenamiento intenso para Man of Steel en 2013, lo que ayudó a sanar sus piernas.